ESCUCHA A TU CUERPO, TE ALIMENTARÁS Y TE NUTRIRÁS MEJOR

La alimentación consiste en un conjunto de actividades que comienzan con la decisión consciente de querer comer y concluyen con la propia ingesta de los alimentos. La nutrición es la parte no consciente, empieza cuando el alimento ha entrado en nuestro organismo y sufre toda clase de procesos para aprovecharlo al máximo, por lo tanto,podemos decir que hay multitud de formas de alimentarnos pero sólo una una de nutrirnos.


La alimentación debería ser un acto racional. Es por ello que podemos contribuir al buen funcionamiento de nuestro organismo por medio de unos hábitos de alimentación acordes a nuestras necesidades.

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Aunque la alimentación debería ser un acto voluntario, pueden ocurrir infinidad de circunstancias que contradigan esta idea. Por ejemplo, la falta de disponibilidad de alimentos, los procesos de enfermedad, o diversas razones indeseables de tipo doméstico, como la falta de tiempo para organizar una alimentación adecuada, pueden hacer, fallar esta cualidad de la alimentación. Es entonces cuando comenzamos a percibir los primeros síntomas de alerta, que pueden iniciarse con una ligera sensación de apetito y que, de prolongarse, llegarían a derivar en la aparición de múltiples disfunciones o, incluso, en una desnutrición silenciosa.

A pesar de que nuestros hábitos alimentarios son influenciables por las presiones y los prejuicios autoimpuestos y/o por las tendencias y estímulos procedentes del exterior, es nuestra misión intentar dirigirlos, en la medida de lo posible, en favor de nuestras necesidades.

Para mejorar puedo empezar por considerarme a mí mismo un ser crítico y con capacidad de decisión me permitirá analizar mis hábitos alimentarios y preguntarme en base a qué criterios me estoy alimentando, es decir, me ayudará a determinar si como lo que quiero, lo que puedo lo que debo.

Una vez conocido mi grado de autonomía podré dirigir mis decisiones hacia una mejor alimentación, actuando sobre los factores que puedo controlar. La alimentación es un conjunto de actividades que, de realizarse de forma adecuada, nos facilitan el que podamos alcanzar una nutrición suficiente para el correcto desempeño de nuestras funciones vitales. Un paso muy importante para mejorar nuestra alimentación será aprender a clasificar los alimentos en base a su función principal en el organismo.

Los alimentos tal cual se presentan en la naturaleza o, incluso, tras ser procesados durante su cocinado, no son aprovechables en su totalidad; tienen que sufrir un proceso de transformación en el organismo hasta que adquieran una presentación adecuada y estén listos para desempeñar las funciones que tienen encomendadas.

Según esta explicación podemos entender que los nutrientes son la parte de los alimentos que nuestro cuerpo es capaz de aprovechar para su funcionamiento. 

A pesar de que la nutrición ya no es un proceso voluntario, por influir en él múltiples factores, como la edad o el estado de salud, podemos contribuir al buen funcionamiento del organismo por medio de unos hábitos de alimentación acordes a nuestras necesidades.

En este sentido, un buen comienzo podría ser aprender a reconocer las funciones principales de los alimentos que vamos a consumir.

Nuestro organismo, con sus propias reacciones, puede ayudarnos a analizar cómo es nuestra alimentación. Con independencia de la capacidad, extraordinaria en ocasiones, de nuestro cuerpo para afrontar situaciones desfavorables, o de soportar durante largos periodos patologías diversas, relacionadas, directa o indirectamente, con la alimentación, contamos con múltiples mecanismos, de tipo físico y psíquico, que nos ayudan a mantenernos alerta y que nos permiten, si estamos atentos, detectar posibles episodios de alimentación inadecuada. Un ejemplo sencillo, lo tenemos en aquellas situaciones en las que comenzamos a percibir que nuestro peso se va alejando de su valor estándar.

Los propios alimentos, por su parte, tienen características, bien se trate de propiedades naturales o de atributos adquiridos durante el procesado, como su olor, su textura o su aspecto, que ejercen sobre nuestros sentidos un poder de atracción o de rechazo.

En ocasiones, los estímulos externos desencadenan en nuestro organismo una serie de respuestas que nos avisan de la necesidad de alimentarnos; otras sensaciones y reacciones desagradables, así como algunos procesos patológicos reactivos pueden, sin embargo, indicarnos la conveniencia de interrumpir o, incluso, derivar nuestra alimentación hacia el consumo de otros alimentos más adecuados, entre ellos el efecto saciante de los alimentos, las alergias alimentarias, los sabores desagradables, la sed, el estreñimiento…

El funcionamiento adecuado de todo este engranaje de estímulos y respuestas tiene una explicación: necesitamos los alimentos para desempeñar nuestra actividad vital y nuestro organismo lo sabe y nos lo recuerda. Aunque las técnicas empleadas por los profesionales de la medicina nos aportan información detallada sobre nuestro estado de salud con respecto a la alimentación que practicamos, también nuestro cuerpo, con sus reacciones y manifestaciones, puede ayudarnos a que tengamos presente que los alimentos son imprescindibles para el desarrollo de nuestras funciones vitales.

Por último, tenemos que saber que nuestro organismo posee también la facultad de lanzarnos mensajes en contra de nuestros intereses, y, a veces, de nuestra voluntad. En otras ocasiones, sin embargo, no sabemos interpretar adecuadamente las señales que nos envía nuestro cuerpo. Es por ello que debemos mantener una conciencia autocrítica basada en el conocimiento de los alimentos y su función en el organismo.

Para mejorar debemos estar alerta ante nuestras reacciones y respuestas, tanto físicas como emocionales, con respecto a los alimentos que ingerimos y analizar todos aquellos factores que pensamos que puedan influir en nuestro comportamiento frente a los alimentos.

Esta actitud analítica será muy útil si nos acompaña en el camino hacia una alimentación adecuada.

Este post está basado en el curso de mooc sobre nutrición y alimentación saludable.

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