La prevalencia de Síndrome de Intestino Irritable (SII) en países industrializados ronda el 10 a 20% de la población general, más frecuente en las mujeres, lo que hace al SII el trastorno gastrointestinal más extendido.
Científicamente, se considera la ser humano como un superorganismo en el que sólo 1 célula de cada 10 es humana, 1013 son células humanas y 1014 células microbianas (bacterias, virus y hongos). Estos microorganismos tienen una relación simbiótica con el cuerpo, tanto las bacterias como el cuerpo se benefician de vivir juntos. La composición de microorganismos presentes en el intestino se denomina microbiota intestinal.
Todos estos microorganismos que viven en nuestro tracto digestivo forman un ecosistema complejo que influye en el metabolismo del organismo hospedador. Al pasar por el tracto gastrointestinal, los nutrientes son metabolizados por estas bacterias y el organismo absorbe los resultados de este proceso.
Diversos estudios han demostrado la relación entre estos microorganismos intestinales y la salud, de ahí la importancia de mantener una microbiota sana. Estos microorganismos juegan un papel fundamental en la salud digestiva , influyen en el sistema inmunitario y pueden influir en la aparición de ciertas enfermedades mentales.
El Síndrome de intestino irritable se define por síntomas de dolor abdominal, y alteraciones del hábito intestinal. Diversas líneas de evidencia sugieren un papel de la microbiota intestinal en dicho síndrome: las alteraciones en la microbiota relacionadas con la enfermedad ocurren por cambios en su composición (disbiosis), función e interrelación con el huésped, con un papel fundamental en las alteraciones de la inmunidad innata y el eje cerebro-enteral.
El SII se caracteriza por dolor o molestias abdominales, asociado a la defecación, o a alteración del hábito intestinal. Se subclasifica en SII con predominio de estreñimiento, diarrea o mixto, con un subtipo de SII inclasificable.
¿Qué es la disbiosis intestinal?
En individuos sanos, la composición de la microbiota intestinal es diversa, con un número de cepas bacterianas beneficiosas superior a las perjudiciales. La disbiosis se produce cuando hay una pérdida de dicha diversidad además de la aparción de un desequilibrio en las proporciones de cepas bacterianas. Esta disbiosis está asociada con un número importante de trastornos como puede ser la diarrea (Síndrome Intestino Irritable), cáncer colorrectal, ciertas alergias, obesidad, diabetes, celiaquía, así como alteraciones relacionadas con el sistema nervioso central que incluyen trastornos mentales y neurológicos.
En estas disbiosis disminuyen el número de bacterias que producen los Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC), como por ejemplo bacterias productoras de butirato como son Faecalibacterium, Roseburia o Eubacterium, aspecto perjudicial ya que dichos ácidos fortalecen la barrera intestinal y sistema inmunológico. Además aumenta la proporción de microorganismos nocivos, bacterias que producen lipopolisacáridos, y pueden provocar inflamación, así como microbios resistentes al oxígeno que dañan las células epiteliales que recubren la mucosa.
Esta microbiota disbiótica forma también ácido sulfhídrico, tóxico para las células epiteliales.
Las causas más importantes de la aparición de esta disbiosis incluiría la higiene moderna y el uso generalizado de antibióticos.
Muchos de los mecanismos fisiopatológicos del Síndrome de intestino irritable aún no están totalmente claros, sin embargo existen diversos factores con implicación demostrada, en mayor o menor medida, en la generación de síntomas, como son los factores genéticos, la motilidad gastrointestinal alterada, hipersensibilidad visceral, alteraciones en el eje cerebro-enteral, inflamación de bajo grado, alteraciones psicosociales, y el papel de la microbiota.
Diversos estudios ya han mostrado los efectos beneficiosos de tratamientos dirigidos a la microbiota intestinal, como antibióticos específicos, prebióticos, probióticos e intervenciones dietéticas.
¿Qué papel juegan los FODMAPs en este Síndrome?
Los oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles (FODMAPs) son carbohidratros de cadena corta, que incluyen fructosa, lactosa, polioles, fructanos y galacto-oligosacáridos, de pobre absorción, que constituyen el sustrato para la fermentación por la microbiota colónica, generando ácidos grasos de cadena corta (AGCC), principalmente ácido acético, butírico y propiónico.
En el SII las poblaciones bacterianas productoras de AGCC se encuentran aumentadas, al igual que los niveles fecales de AGCC, que además se correlacionan con síntomas de intensidad severa en sus niveles más altos. La dieta pobre en FODMAPs reduce los síntomas atribuidos al tracto digestivo, proporcionando una nueva y prometedora estrategia terapéutica en el Síndrome de intestino irritable.
Deja un comentario